Ir al dentista es una situación necesaria que está presente en muchos momentos de la vida de una persona, sobre todo durante la infancia. Aun así, obviando el hecho de que es una situación que podríamos catalogar hasta como rutinaria, para muchas personas se convierte en un momento de tensión, nervios y miedo; en otras palabras, se convierte en una auténtica pesadilla.
Esto hace que dichas personas eviten por completo acudir al médico, empeorando así cualquier enfermedad o trastorno bucal que sufran e impidiendo abordar el problema a tiempo, lo que los puede llevar incluso a la pérdida de los dientes.
Una de las maneras más sencillas que tiene el ser humano de abordar una fobia o miedo, es conociendo su origen y cuestionándose este miedo hasta el punto de no tenerle miedo nunca más. Por esta misma razón, en este artículo, vamos a tratar el origen del temor al dentista y también entenderemos cómo podemos vencerlo.
¡Empezamos!
Empecemos por el principio: ¿De dónde proviene este temor?
Cada persona es un mundo y una fobia no tiene por qué estar relacionada con la fobia de otras muchas personas; sin embargo, hay patrones comunes en el comportamiento del ser humano que pueden justificar el temor al dentista.
Según un estudio, el origen del temor al dentista y a cualquier médico que trate problemas relacionados con la salud bucal se remonta hasta la prehistoria, ya que éstos seres humanos de la época empezaron a sentir dolores de muelas terribles por la ingesta de ciertos alimentos. Como podemos entender, estos problemas debían ser tratados, ¡ya que sin tratamiento un ser humano podría incluso morir! De esta manera nacieron los primeros dentistas, y tras su aparición podemos confirmar que sus métodos no eran los más acertados sino más bien primitivos y dolorosos; métodos cuestionables pero necesarios para avanzar, que podemos incluir hasta la Edad media, en la cual se usaban aparatos similares hasta para la tortura.
Imagina que te duelan los dientes o la boca y que encima el remedio sea más dolor, y encima sin anestesia… ¡de locos!
Y es que ¿Qué hay peor que un dolor de muelas? Sabemos que es difícil catalogar un dolor como “el dolor más grande del mundo”, ya que cada persona tiene una percepción del dolor diferente. Aun así, todos defendemos que no le deseamos este dolor ni a nuestro peor enemigo, de donde podemos entender la expresión “eres peor que un dolor de muelas”.
Si a esto le sumamos las razones de cada uno, podemos destacar una serie de razones más:
- Experiencias pasadas negativas.
Hay médicos de todo tipo, pero no todos operan igual. Una mala experiencia en el pasado puede jugártela en el futuro.
- Temor a las agujas.
Quizá no te da miedo abrir la boca y que te traten una caries en sí misma, ¡pero tienes que entender que la anestesia es necesaria para que no sientas dolor!
Si sufres temor a las agujas, esta parte puede darte más de un dolor de cabeza.
- Vergüenza.
Puede que tu miedo a acudir al dentista no provenga de dolores asociados, sino más bien a una terrible vergüenza que corroe tu autoestima. Debes comprender, que estos profesionales ven a diario bocas que están en mal estado y buscan soluciones. Si no, ¿de qué iban a vivir?
No van a juzgarte ni mucho menos por tus problemas. Están para ayudarte, y es su trabajo.
Técnicas y tratamientos que ayudan a reducir el miedo.
A pesar de que podamos sentir que el miedo puede paralizarnos ¡tranquilo! Existen maneras de sobrellevarlo. La buena noticia, es que no sólo son maneras de terapia que incluyan respiraciones profundas o similares; también existen métodos médicos durante la intervención que te ayudarán a sentirte mucho mejor.
¿Quieres conocerlos? ¡Allá vamos!
- Comunicación abierta con tu médico.
Cuando el dentista que va a tratarte es consciente de la ansiedad que sufres, puede ayudarte enormemente ¿lo sabías?
Cuando conocemos algo, dejamos de imaginar situaciones que no existen, por lo que la información que te puede proporcionar tu médico puede ser muy valiosa. Él te explicará detalladamente los procedimientos, respondiendo preguntas y proporcionándote la información necesaria sobre lo que puedes esperar durante tu cita.
- Técnicas de relajación.
Aunque pueda sonar como algo típico, las técnicas de relajación siempre son recomendadas para tratar problemas de nervios y ansiedad, ya que son muy efectivas. La respiración profunda, la meditación y la visualización pueden ayudarte enormemente a reducir la ansiedad, ¡créeme!
De hecho, muchos dentistas están dispuestos a permitir pausas durante los procedimientos para que los pacientes puedan relajarse y recuperar el control, así que no tienes nada que temer.
- Escuchar música o auriculares.
La música es nuestra gran aliada en cualquier aspecto de nuestra vida, ¡y durante una visita al médico también! Usar auriculares durante tu tratamiento te ayudará a distraerte y a reducir la ansiedad o nervios.
Asimismo, también puedes pedirle a tu dentista que reproduzca una música linda en su radio o altavoz (muchos dentistas tienen uno en su consulta) mientras te trata.
¡Seguro que está dispuesto a ayudarte!
- Sedación consciente.
Como bien saben los profesionales de la clínica DR. CLAVERO ZOREDA, la sedación consciente es una de las mejores técnicas para tratar la ansiedad del paciente en todo momento.
¿En qué consiste? Pues sencillo; sedar al paciente de forma consciente quiere decir que, a diferencia de la anestesia general, el paciente permanece despierto durante el tratamiento, pero en un estado de relajación profunda, lo que facilita el tratamiento y mejora la experiencia del paciente (te sedan, en otras palabras). Esta técnica incluye el uso de técnicas como el óxido nitroso, sedación oral e intravenosa para ayudar a reducir la ansiedad y el malestar del paciente durante los procedimientos dentales.
Como puedes comprobar, existen maneras de abordar tus miedos y ayudarte así a tratar tus problemas con más facilidad. Aunque tengas miedo, recuerda que los médicos son necesarios para aportarte calidad de vida, y, sobre todo, recuerda que muchos problemas se pueden prevenir manteniendo una buena higiene dental ¡no lo olvides!