Es fácil confundirse. Llamar amor o amistad a algo que no lo es y se torna patológico es muy habitual. Nadie está exento ni libre de ser dependiente emocionalmente aunque no sea consciente. De hecho este concepto tan conocido en los últimos años, nos es novedoso, es un término muy utilizado en psicología desde hace décadas. Sin embargo, no ha sido hasta que la psicología y la psiquiatría han dejado de ser un tabú en nuestra sociedad que ha cobrado mayor relevancia. Tanto que es fácil confundir esas relaciones saludables con las que se basan en la dependencia emocional.
Por esta razón no hemos dudado en consultar con un profesional de la psicología especializado en estas cuestiones como Rafael Sánchez Barrero y escribir este artículo, con la finalidad de recordar aquellos aspectos clave de lo que supone la dependencia emocional.
Evidentemente, contar con apoyo a nivel emocional es uno de los mayores beneficios que genera tener una relación, sea esta del tipo que sea: amorosa, familiar, amistosa e incluso, laboral. Cuando una persona, se enfrenta a algún tipo de desafío o el estrés propio de la vida cotidiana, es normal que se recurra a los seres queridos en busca de apoyo, empatía y consuelo a la hora de escuchar los problemas y validar los sentimientos que de ellos se derivan.
Cuando esto se hace de forma natural y saludable, es positivo; pero cuando se trata de una relación de dependencia emocional, las personas buscan de forma continua este apoyo, empatía y consuelo por parte de los demás para satisfacer sus necesidades emocionales. Esta relación de aparente confianza absoluta y la costumbre creada de acudir siempre a una misma persona para resolver los conflictos y problemas, puede llegar a afectar las relaciones. Por eso es tan importante saber qué hace que una persona se considere dependiente emocionalmente hablando.
La dependencia emocional como estado psicológico
Debemos entender primeramente que la dependencia emocional implica un estado psicológico que hace sienten determinadas personas, llevándolas a buscar refugio en la pareja, un amigo o familiar e incluso compañeros de trabajo. Este comportamiento, conlleva una serie de consecuencias negativas que implican problemas de baja autoestima y ansiedad. Aunque se trata de un estado más frecuente en las mujeres, también puede darse la condición de dependiente emocional en hombres, pues los factores que la integran pueden producirse en cualquier sujeto.
Las personas consideradas como dependientes emocionales, suelen padecer baja autoestima y una notable carencia de afecto. Estos dos aspectos, les conduce a buscar la seguridad que les falta en otra persona con la que establecen una relación basada en el sometimiento. De tal manera que las personas dependientes, acaban por sufrir consecuencias negativas en sus relaciones íntimas y personales, a causa de que padecen una gran y evidente falta de autocontrol y sienten una incomodidad excesiva en ausencia de las personas de las que son dependientes. De hecho, la necesidad de estar con otra persona es tan fuerte que se vuelven incapaces de romper los lazos que les vinculan.
Aunque la baja autoestima y de afecto son causantes de la dependencia emocional, a estas hay que sumar otras causas subyacentes en este tipo de personas que establecen relaciones de sumisión, sometimiento y subordinación. Tras las personas dependientes emocionales, se ocultan trastornos psicológicos, problemas familiares, de pareja, sociales o laborales, elementos que contribuyen a que la persona necesite alguien que procure la seguridad que no tiene y necesita. Algunas de esas causas, además de las señaladas, son la falta de seguridad y confianza en uno mismo, el miedo a los cambios, la ausencia de cariño o afecto por parte de los padres, valores morales o religiosos muy arraigados, haber vivido una relación dependiente con alguno de los progenitores o haberla visto en ellos.
Para determinar se existe una relación de dependencia emocional, hay que mirar en las relaciones establecidas. Sean de pareja, amistosas o familiares, cuando una de las partes es siente dependencia emocional de la otra, la relación se convierte en algo muy negativo que acaba por tener consecuencias perjudiciales en la autoestima ya baja, de la persona dependiente. Es fundamental actuar en la relación ante la aparición de síntomas de dependencia emocional por una de las partes. Los síntomas de una relación con estas características son los siguientes:
- Priorizar el bienestar y los deseos de la pareja, amigo o vinculo. La persona dependiente actúa como si las necesidades, comodidad o placer de la otra parte estuvieran por encima de las suyas. Esto conlleva que solo disfrute cuando la otra parte este contenta. Se descuidan a sí mismos porque sus necesidades quedan en segundo plano.
- La idealización siempre está presente en las relaciones de dependencia, pues se sobreestima a la otra parte, obviando sus aspectos negativos. Es tal el grado de obsesión que padecen las personas dependientes que asumen que la otra persona es perfecta y maravillosa aunque no lo sea.
- Complacer y evitar conflictos es otro de los roles que toma la persona dependiente, disculpándose cada vez que la otra parte se enfada aunque no sea la responsable del enfado. Esto supone que se justifiquen enfrentamientos, críticas o infidelidades.
- La angustia o el miedo exagerado a la separación, hace que estar personas experimenten una profunda tristeza ante la posibilidad de ruptura del vínculo.
- Baja autoestima es uno de los rasgos más característicos que muestran las personas dependientes emocionalmente. Sienten que nunca estarán a la altura de la otra parte y se devalúan de manera continua.
- Se producen cambios en su comportamiento cuando se encuentran ante la persona objeto de su dependencia. El cambio puede implicar la inhibición de aspectos fundamentales de su personalidad para parecer perfectos ante la otra parte.
- Una relación de dependencia conlleva una constante búsqueda de afecto de la otra parte. En caso de no recibir esa atención reclamada, las personas dependientes pueden llegar a padecer una gran angustia y ansiedad.
- Los sentimientos de culpa son otra de las constantes en este tipo de personas. Cuando sospechan o comprueban que la otra parte no se encuentra satisfecha con la relación, se sienten culpables de tal manera que pueden sufrir culpa ante un comportamiento de menosprecio o abusivo.
- En contrapunto, tienen una incesante necesidad de controlar toda la vida de la otra parte.
- Siempre está presente el miedo a la soledad. En muchas ocasiones al obsesionarse de esta manera, las personas dependientes emocionalmente, prefieren estar dentro de la relación tóxica antes de romper el vínculo dañino.
Estos son los síntomas más comunes que muestra una persona con dependencia emocional. Por lo que es conveniente, ante la sospecha de que se padece dependencia emocional en alguna relación, buscar ayuda profesional para poner remedio.
Ante la duda, pregunta
Tanto si sientes que puedes ser una persona dependiente emocionalmente hablando, como si solo quieres reafirmar que no lo eres, no está de más hacerse una serie de preguntas a las que contestar con absoluta franqueza. Según los profesionales de la psicología, las preguntas más relevantes que una persona puede hacerse para su propio conocimiento son las siguientes:
- ¿Inventas cualidades en la otra parte de la relación?
- ¿Haces responsable a la otra parte de tu felicidad, valor y seguridad?
- ¿Sientes ansiedad o pánico ante la ausencia de esa persona?
- ¿Tienes expectativas que la otra parte debe cumplir para que te sientas seguro?
- ¿Sientes que no puedes vivir sin esa persona?
- ¿Te sientes vacío y/o solo siempre que esta persona te presta atención y te válida?
- ¿Eres celoso y posesivo con esa persona?
Si la respuesta es afirmativa a todas o gran mayoría de estas preguntas, es posible que seas una persona dependiente a nivel emocional, por lo que debes actuar en consecuencia y buscar la ayuda necesaria para evitar caer en relaciones, no solo de dependencia emocional, si no de abuso y otro tipo de aspectos negativos.
Evidentemente, podemos encontrarnos frente a diferentes tipos de dependencia emocional. Existen varias formas en las que una persona puede depender de otra y no tiene porqué tratarse necesariamente de una relación de pareja. Otros tipos de relaciones de dependencia emocional que pueden darse es la que se genera entra padre o madre e hijo adulto; la de hijos pequeños y padres (el más común); dependencia en las relaciones amorosas, también muy común; o las de amistad.
Las consecuencias que puede tener una relación de dependencia emocional no son nada positivas. En primer lugar porque se establece una relación de desigualdad que provoca en la parte dominada y sometida una serie de problemas emocionales bastante serios que implican algo más que una baja autoestima: depresión, ansiedad, miedo, inseguridad, estrés, etc. Las personas con dependencia emocional suelen desarrollar una serie de comportamientos obsesivos y controlar todo lo que hace la otra persona, lo cual no es nada agradable para ninguna de las partes.
Esa situación de desigualdad que se establece, favorece que las personas dependientes emocionalmente, se sientan infravaloradas por la otra parte, a la que idealizan de tal modo que la hacen más segura y superior. Siendo las personas dependientes emocionalmente las que más pierden en las relaciones que una vez finalizan, hacen que sufran gran vacío, ansiedad y tristeza.