“Los años pasan para todos, es una verdad como un templo y aunque uno quiera el cuerpo poco a poco se va deteriorando. Aunque suene duro, peor es morir joven, el cumplir años es sinónimo de que también has vivido mucho.”
Estas palabras me las solía decir mi abuela y creo que tenía razón. Ahora cuando veo a mi tío, me acuerdo mucho de ella, eran unos hermanos que se parecían mucho. Mi abuela murió de un paro cardiaco durmiendo, una muerte de las llamadas tranquilas, pero que nos dejó mucho dolor a toda la familia.
En el caso de mi tío, por el momento salvo por la movilidad y su cabezonería, está muy bien. El no quería ir nunca a una residencia, prefería vivir a su gusto con mi tía, el caso es que ella tampoco puede cuidarle y nosotros vivimos a 50 kilómetros y con el día a día más los niños que son de corta edad, la idea de poder cuidarles es algo imposible.
Un día de abril nos pusimos a hablar con ellos de una clínica que habíamos visto anunciada y de la que vimos en Internet buenas opiniones. Su nombre era Sanvital.es, daban la opción de ir a residencia o compartir piso en caso de ser autónomos. Mi tío tenía el problema de la silla de ruedas, pero si los accesos eran buenos podían serlo. Llamamos y muy amablemente nos contestaron solucionándonos todas nuestras dudas. Aun así, nos dijeron que si queríamos, podíamos visitarles el sábado y así veíamos la clínica.
Allí nos presentamos con mis tíos, que quedaron prendados de los apartamentos. El precio era factible para ellos, así que sorprendentemente, firmaron para trasladarse allí con los muebles que más les gustaran.
Cuando iba en el coche pensaba en cómo alguien tan cabezota terminó cediendo, pero al final, supongo que la edad y el ver como bajar las escaleras desde un quinto cuando no te puedes mover es un problema, le hicieron ver las cosas desde una perspectiva ciertamente diferente.
Ahora vamos a verles y mentiría si dijera que no les veo bastante más felices que antes. Ahora, aunque pueda parecer curioso, son más independientes que antes. Vale, no viven estrictamente en su casa, pero pueden moverse de las cuatro paredes donde residen cuando quieren y mi tío ha vuelto a jugar al mus con los de la residencia, ya que en los últimos meses, con sus dificultades de movimiento casi no salía de casa.
Lo mejor es que la residencia cuente ya con dilatada experiencia
Para todos los que tengáis familiares en este estado, mi recomendación es que busquéis residencias que realmente merezcan la pena y sobre las que existan buenas opiniones, esto hace mucho. Es totalmente entendible que vuestros familiares se resistan, pero en ocasiones uno no puede, por mucho que lo intente convertirse en un enfermero.
Las lesiones de espalda o malas posturas a la hora de coger enfermos ocurren a diario y los familiares las sufren. Lo mejor es ponerse en manos de profesionales, ellos son los que saben ciertas rutinas para que los más mayores puedan vivir está época de su vida de manera lo más tranquila posible y con la certeza de estar en las mejores manos.