La odontofobia, una palabra presente tanto en odontología como en psicología

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La palabra odontofobia resulta de la unión de dos palabras de origen griego, ‘odont’ que se traduce al español como diente y la palabra ‘fobos’ que en la mitología griega era hijo de Ares y Afrodita y representa la personificación del miedo. Por lo tanto, la odontofobia es un miedo extremo, intenso y desproporcionado a acudir a la consulta de un dentista, un miedo que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) padecen o sufren el 15 % de la población mundial, llegando a provocar que algunas personas se sientan incapaces de sentarse en el sillón del dentista. Además, está catalogada como una de las fobias más insólitas que existen. Es por ello por lo que la odontofobia, al igual que cualquier otro tipo de fobia, es tratada en psicología por ser un miedo irracional, casi enfermizo hacia una situación, una persona o una cosa. Este miedo exacerbado muchas veces no tiene una única causa, sino que se da lo que se denomina como multifactorial, entre estos factores podrían encontrarse:

  • Haber sufrido una mala experiencia previa o una experiencia dolorosa que no fuese agradable y que haya ocasionado algún tipo de sufrimiento, generalmente ocurrido en la infancia, lo que a partir de ese momento condiciona y asocia todas sus visitas al dolor y a estímulos asociados como la bata blanca, el instrumental, la clínica odontológica…
  • Sufrir ansiedad o acudir a la consulta bajo una situación de estrés.
  • Temor a que se produzca un error humano y que esto ocasione dolor y daño en la boca.
  • Miedo por contagio. Es muy común que cuando alguno de los padres o un familiar cercano sufre temor o ansiedad ante el dentista, pueda transmitir esa sensación de inseguridad o miedo a su hijo, ya que cuanto mayor es el nivel de ansiedad o miedo en algún miembro de la familia, más lo sufrirá el resto.

Este miedo puede acarrear unas consecuencias nada favorables para la salud bucal de la persona que lo padece, pues retrasará cada vez más sus revisiones periódicas y puede ocurrir que solamente acuda a consulta cuando presente algún problema evidente o tenga un fuerte dolor, esto hará que cualquier pequeño problema que se presente en la boca se puede agudizar y desembocar en un problema mayor. Es por ello por lo que es vital encontrar un equipo profesional de confianza que explique detalladamente todo lo que se va a realizar, los efectos que producirá y que, además, sepa tratar los temas con delicadeza y empatía, tal y como nos explican los profesionales de la clínica dental Mesiodens.

Para superar la odontofobia, se pueden poner en práctica algunos de los siguientes consejos:

  • Elegir un dentista que le ofrezca confianza y que tenga una especial empatía hacia la difícil situación que está atravesando su paciente.
  • Explicarle al dentista de forma abierta su miedo, de este modo sabrás de tus temores y lo tendrá en cuenta.
  • Prepararse mentalmente en casa para acudir lo más relajado y tranquilo posible a la consulta, practicar alguna técnica de relajación, de respiración, mindfulness… o incluso tomar alguna medicación para relajarse.
  • Pedir cita, si es posible, para primera hora de la mañana y no llegar nunca antes de tiempo. De esta forma se evitará tener que esperar un tiempo en la sala de espera lo que incrementaría el estado de ansiedad.
  • Procurar ir acompañado de un familiar o amigo, para mantenerse entretenido y no pensar en la cita.
  • Pedir la máxima información al odontólogo sobre el tratamiento que se necesita y lo qué va a realizar, cuáles son los pasos que va a seguir, cuál va a ser tras la intervención la mejora que se va a notar, cuánto tiempo estima que tardará en realizar el tratamiento, en qué consistirá, como será la anestesia que le aplicará, si se tendrá que volver a revisión, si será doloroso o incómodo, etc. Cuanta más información se facilite al paciente mejor.
  • Comenzar por un tratamiento sencillo como un diagnóstico, una radiografía o una limpieza.
  • Pactar una señal antes de comenzar el tratamiento para detener el mismo en caso de que el paciente lo necesite. Por ejemplo, levantar el brazo para avisar al dentista que se siente dolor, si se está incómodo o simplemente se está agobiando y necesita un tiempo para descansar. De este modo el profesional detendrá el tratamiento y esperará.

Otras fobias muy comunes

Los miedos no solo afectan a la salud bucodental, sino que existen muchas otras fobias. Algunas de las más destacadas son:

  • Terror a los espacios cerrados, como ascensores, el metro, avión…
  • Miedo a los espacios públicos de donde pueda resultar difícil o complicado escapar, como centros comerciales, cines, conciertos, campos de futbol…
  • Pánico al contemplar o simplemente imaginar una serpiente.
  • Miedo a las alturas.
  • Miedo a viajar en avión.
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