Mejora tu salud mental yéndote a vivir a las afueras de Madrid

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Hoy quiero aprovechar la oportunidad de escribir en este foro que tenemos sobre bienestar emocional para hablaros de mi propia experiencia y de cómo comprarme un chalet en Daganzo mejoró mi vida.

Dicho así suena como que necesitaba algo más lujoso, un chalet en lugar de un piso en la ciudad. Pero en realidad yo lo que quería era encontrar calma. Vivía en el centro de Madrid, en la zona de Príncipe Pío, para ir a trabajar tenía que coger el coche, ya que mi oficina, por el sector al que me dedico, se encuentra en el propio Daganzo. Odiaba ese trayecto diario que hacía al menos un par de veces, ya que siempre pillaba muchísimos atascos para salir del centro de la ciudad. Embotellamientos y tiempo de vida perdido debido a las horas que me echaba al volante.

Me sentía frustrada, como si las horas de los días no fuesen suficientes cuando llegaba la noche para hacer todo lo que tenía que hacer: dedicarme a mi negocio, dejar solucionadas las tareas de casa, ayudar a mis hijos con sus tareas del colegio y, algo básico, tener tiempo para mí, para mi ocio y mi cuidado, o simplemente para descansar.

jardin
El jardín, eso que es tan difícil de conseguir en una gran ciudad.

Hubo un momento en que llegaba el fin de semana y en lugar de hacer planes con mi marido y mis hijos únicamente quería echarme en el sofá y dormir de lo cansada que estaba. No era vida aquello. Prácticamente mi vida giraba en torno al trabajo porque debido a los desplazamientos no había más tiempo libre.

Fue entonces cuando mi marido me comentó que deberíamos mudarnos más cerca de mi oficina, ya que él trabaja en casa y no tiene este problema que a mí se me planteaba. Lo medité mucho por un tiempo en primera instancia dije que no, ya que las oportunidades que tenemos de vida o de ocio en la ciudad son mucho más variadas, siempre hay una enorme agenda de nuevas exposiciones, conciertos…

Pero mi marido me razonó algo muy sencillo: “Tienes mucho ocio, pero te falta el tiempo”. Fue una frase lapidaria en la que jamás había visto contenida tanta razón en tan pocas palabras. Y así fue cómo acudimos a una empresa inmobiliaria que ya conocía en la zona de cuando me había ayudado a buscar el local para mi negocio. Se trata de Fresno Inmobiliaria.

Ellos fueron mucho más contundentes y claros. La calidad de vida que encontraría en un lugar a las afueras como Daganzo no estaría disponible en Madrid. Y es más, si antes me desplazaba sin problema cada día y varias veces, ahora podría hacerlo igual al revés si quería ir a Madrid a disfrutar de algún plan. Pero habría dado la vuelta a la situación. Ya no lo haría por obligación. Es más, ahora que vivo aquí me doy cuenta de que podemos hacer muchas cosas, que tenemos centros comerciales a los que ir al cine cerca, ya que estos están desapareciendo de las ciudades y yéndose a las zonas de ocio, y que en cualquier momento es sencillo coger el coche para venir a Madrid.

Ahora vivo en un chalet de lo más tranquilo desde donde llego andando a mi trabajo. Me he olvidado de los atascos pero también de las colas en el supermercado, de las prisas, de los empujones del metro o del autobús y, en definitiva, del estrés. Mi hijos son mucho más felices porque tienen un jardín para ellos solos donde jugar.

Creo sinceramente que todos hemos ganado en tiempo y en calidad de vida y somos mucho más felices tras habernos alejado de la ciudad y seguir teniéndola a mano por si nos hace falta acudir para algo. Un cambio de vida que le recomiendo a todos los que se sientan agobiados por los problemas de las grandes urbes.

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