Entrar en una depresión es una de las peores cosas por las que he pasado y soy consciente de que hay muchísimas personas en mi misma situación actualmente que necesitan ayuda y consejos. Yo, ni soy especialista ni pretendo serlo, pero si mi experiencia puede ayudar a alguien a superar mejor esta enfermedad ya me daré por satisfecha.
Hace tres años la muerte repentina y casual de varios familiares provocó en mí un cambio del que no fui consciente. Me sentía triste, pero eso era normal, y seguí con mi vida sin apenas producir ningún cambio importante. Al poco tiempo, un problema en el trabajo terminó por hacer decaer mi ánimo y entré en un círculo vicioso de tristeza, ansiedad, agobio y depresión del que no podía salir sin la ayuda de un profesional así que los busqué y me puse en sus manos.
La mayoría de los consejos que me daba y el tratamiento que me puso me ayudó a intentar ponerle ánimo a todo esto, a tener esperanza, pero realmente no apreciaba demasiados cambios en mí misma, al menos no cambios perceptibles aunque posteriormente me di cuenta de que sí los había, sólo que no me había dado cuenta.
Tras varios meses de tratamiento empecé a sentirme con ganas de salir a pasear, no demasiado pero sí lo suficiente como para agarrar la manos de mi hija de 6 años y salir a comprarle algo de ropa y zapatos porque, aunque me dé vergüenza, he de reconocer que la tenía algo abandonada. Y sin comerlo ni beberlo, me vi sonriendo y buscándole cosas a mi pequeña. Estaba tan entusiasmada que cuando llegué a casa seguí comprándole cosas en la web de andandito.com, una tienda online que me encanta, y me dejé una pasta pero no me arrepiento porque esto me abrió un poco la luz del túnel.
Hablé con mi psicólogo y le conté cómo me había sentido con mi pequeña de la mano y de cómo dedicarle tiempo me había ayudado a darme cuenta de lo tonta que había sido olvidando lo mucho que me aporta su compañía y de lo tanto que me necesita y salí con otro aire de aquella sesión, con otro ánimo.
A los pocos días pensé que si ir de compras con ella me había aportado tanto puede que mi futuro estuviera en el trato con los niños porque son los que realmente me animan cada día y como estoy un poco mayor para pensar en estudiar para maestra de infantil o algo parecido me animé a probar con una tienda de moda infantil. Hallé el apoyo que necesitaba en la empresa franquiciadora reprepol.eu, unos proveedores y distribuidores de ropa infantil que se han portado conmigo mucho mejor de lo que deberían porque no sólo me han ayudado a montar mi tienda sino que me han tratado como parte de su familia y me han asesorado hasta el último minuto.
La tienda, actualmente, funciona bastante bien y estoy muy contenta pero este artículo no trata de eso, trata de cómo dedicar mi vida a algo que verdaderamente me gustaba me cambio la vida y me ayudó a seguir adelante.
Buscad aquello que os llene, que os haga sentir diferentes y practicarlo, saborear cada momento e incluso, si os es posible, convertidlo en vuestro modo de vida porque, la única manera que conozco de ser feliz es hacer lo que realmente te gusta.