Son las enfermedades del siglo XXI. Aunque parezca mentira en un mundo donde hay gente que se muere de hambre, otras personas tienen problemas con sus hábitos de alimentación. Enfermedades muy duras. Yo no tenía contacto con ellas hasta que un día, en una fiesta donde contrataron a este catering en Madrid que, por cierto, estaba buenísimo, me lo comentó una compañera mía.
La verdad es que todos estábamos alucinando con la cantidad de comida buena que iban sacando. Yo no paraba de comer y le ofrecía todo lo que los camareros ofrecían. Por ejemplo con unas hamburguesas hechas con carne del valle de Esla, que estaban muy buenas. De repente a mi amiga Clara, la cambió la cara. ¿Qué te pasa?, la pregunté. Y ella, muy seria, me dijo en voz baja, “no se lo digas a nadie, pero soy bulímica”. Me quedé a cuadros.
Desde ese momento mantenemos una relación muy estrecha, sobre todo pensando en que puedo ayudarla. Ella poco a poco me ha ido contado cómo es su proceso, y yo, he intentado hacerla ver lo que se ve desde el otro lado de la barrera.
He aprendido que las personas con anorexia tienden a ser perfeccionistas, mientras que las personas con bulimia son a menudo impulsivas. Los factores físicos como la genética también desempeñan un papel importante para poner en peligro a las personas. Los trastornos en la alimentación pueden aniquilar al cuerpo. Los problemas físicos asociados con trastornos en la alimentación incluyen anemia, palpitaciones, pérdida del cabello y masa ósea, caries, esofagitis e interrupción de la menstruación. Las personas con trastornos en comer compulsivamente pueden desarrollar presión sanguínea elevada, diabetes y otros problemas asociados con la obesidad, que es uno de los peores problemas de los españoles.
Ayuda profesional
La psicoterapia puede ser necesaria para concentrarse en mejorar las relaciones personales del paciente y puede involucrar ayudarlo a ir más allá del hecho o situación que desencadenó el trastorno en primer lugar. La terapia de grupo también puede resultar útil, yo en mi caso, lo intentaba hacer con mi compañera y fue muy bien.
Está claro que desde todos los sitios se promueve la delgadez. Por ejemplo, los medios de comunicación bombardean los éxitos y valor de la delgadez. No cabe duda que esto puede ayudar a generar o aumentar la «fobia por la gordura» en nuestra sociedad, valores y mitos que se extienden fácilmente en las edades prepuberales. Afortunadamente están esas modelos para tallas grandes o simplemente de personas normales, que de vez en cuando, elevan la voz para decir basta ya.
La verdad que nunca pensé que la presencia de esta empresa de catering de Madrid podría cambiar mi visión de ver estos trastornos alimenticios como una enfermedad. Desde ese momento estoy muy concienciado y ya soy colaborador de una de las asociaciones que hay en Madrid, en concreto Adaner. Pero hay muchas más, seguro que en tu Comunidad tienes alguna.
Ahora, desde mi posición solo puedo dar un consejo: cuanto más temprano comience el tratamiento, es mucho mejor. Y es que cuanto más tiempo continúen los patrones de alimentación anormales, estos quedarán más profundamente arraigados y serán más difíciles de tratar. Un problema que, aunque parezca que no, es cosa de todos.