El tiempo pasa y deja huella en todo el cuerpo. Notamos que la piel pierde firmeza, las canas empiezan a asomarse y aparecen dolores donde antes no los había. Pero hay algo que a veces olvidamos: nuestros dientes también cambian con los años. Aunque los cuides a diario, es inevitable que con el tiempo se desgasten, se vuelvan más frágiles o incluso se oscurezcan. No significa que vayas a perderlos, pero sí que requieren cada vez más atención y cuidado.
Saber qué ocurre con nuestra dentadura a medida que envejecemos es fundamental. Porque sí, envejecer es natural, pero hacerlo con una sonrisa sana es posible.
Así evolucionan nuestros dientes
Los primeros dientes empiezan a aparecer alrededor de los seis meses de vida. Estos dientes de leche son temporales y cumplen una función importante: ayudan a masticar, a hablar correctamente ya preparar el camino para los dientes definitivos.
A partir de los seis años, los dientes de leche comienzan a caerse y son reemplazados por los dientes permanentes. Este proceso suele completarse entre los 12 y los 14 años, aunque las muelas del juicio pueden aparecer más tarde o incluso no salir nunca.
Lo importante de esta etapa es que, una vez que tenemos los dientes definitivos, ya no hay segundas oportunidades. Si se dañan, no hay otro recambio natural. A partir de aquí, todo depende de cómo los cuidemos y de factores como la alimentación, la higiene y la genética.
Cómo cambian los dientes desde ese momento
A medida que envejecemos, los dientes van sufriendo cambios. No es algo que pase de golpe, pero un día te das cuenta de que ya no son los mismos de antes. Puede que empiecen a volverse más sensibles, que los sientas más débiles o que notes que su color se ha apagado un poco. Algunos de estos cambios son inevitables, pero con los cuidados adecuados, se pueden minimizar para mantener la salud bucal el mayor tiempo posible.
1º El esmalte se desgasta
El esmalte es la capa dura que protege los dientes. Es resistente, pero no indestructible. Con los años, el simple acto de masticar, junto con el consumo de alimentos ácidos y bebidas como el café, el vino o los refrescos, va desgastándolo. Este desgaste no ocurre de un día para otro, pero se va acumulando con el tiempo, dejando los dientes más vulnerables.
Además, factores como el bruxismo, el cepillado demasiado fuerte o el uso de pastas dentales abrasivas pueden acelerar el proceso. Cuando el esmalte adelgaza, los dientes se vuelven más sensibles y más propensos a las caries, ya que pierden parte de su protección natural. En algunos casos, incluso pueden aparecer pequeñas grietas o fisuras, que aumentan el riesgo de fracturas.
2º Las encías se retraen
Con el tiempo, las encías empiezan a encogerse poco a poco, dejando parte de la raíz del diente al descubierto. Esto no solo afecta la estética, sino que también hace que los dientes sean más sensibles al frío y al calor, ya que la raíz no tiene la misma capa protectora de esmalte. Además, una encía retraída es más propensa a infecciones y enfermedades como la periodontitis, una inflamación crónica que, si no se trata, puede provocar la pérdida de piezas dentales. Esta retracción puede verse agravada por una higiene inadecuada, el tabaquismo o incluso la genética.
Si notas que tus dientes parecen más largos de lo normal, es una señal clara de que las encías se están retirando, y es fundamental actuar a tiempo para evitar complicaciones mayores.
3º Cambios en el color de los dientes
Si has notado que tus dientes ya no son tan blancos como antes, no es solo por el café o el tabaco. Con los años, los dientes pierden minerales y el esmalte se vuelve más fino, lo que deja ver la dentina (la capa interna del diente), que es naturalmente más amarilla. Este proceso es completamente normal y ocurre de manera gradual, pero ciertos hábitos pueden acelerar el oscurecimiento.
Además de los alimentos y bebidas pigmentadas, el envejecimiento de los dientes también está relacionado con la acumulación de pequeñas manchas y el desgaste superficial del esmalte. Si bien un blanqueamiento dental puede ayudar a mejorar la apariencia, es importante recordar que el color de los dientes cambia con la edad y que no siempre es posible recuperar el tono blanco original sin comprometer su salud.
4º Disminución de la saliva
La saliva es fundamental para mantener la boca sana. Nos ayuda a neutralizar los ácidos, a limpiar los restos de comida y prevenir la acumulación de bacterias. Con la edad, la producción de saliva disminuye, especialmente si se toman ciertos medicamentos, lo que aumenta el riesgo de caries y sequía bucal.
Este problema, conocido como xerostomía, no solo causa molestias como sensación de boca seca o dificultad para tragar, sino que también puede provocar mal aliento y aumentar la probabilidad de infecciones. Además, la saliva contiene minerales esenciales que ayudan a fortalecer el esmalte y proteger los dientes. Por eso, cuando su producción baja, la boca queda más expuesta a problemas dentales. Beber suficiente agua, masticar chicle sin azúcar y evitar el alcohol y el tabaco son algunas formas de estimular la producción de saliva y combatir la sequedad bucal.
5º Mayor fragilidad
Los dientes también pueden volverse más frágiles con los años, especialmente si han pasado por empastes, endodoncias o tratamientos que los hayan debilitado. Golpes o apretar los dientes por estrés (bruxismo) pueden hacer que se fisuren o incluso se rompan. Esta fragilidad también está relacionada con la pérdida de minerales en la estructura dental, lo que los hace menos resistentes a la presión y al desgaste.
En algunos casos, la osteoporosis también puede influir, ya que la pérdida de densidad ósea afecta la estabilidad de los dientes en la mandíbula. Además, las piezas dentales que han sido sometidas a múltiples tratamientos a lo largo de los años pueden debilitarse con el tiempo, aumentando el riesgo de fracturas. Por eso, es importante evitar morder objetos duros, como hielo o caramelos, y utilizar protectores nocturnos si se sufre de bruxismo, para prevenir daños mayores.
¿Cuándo ocurre el mayor deterioro y por qué?
Si bien los cambios empiezan a notarse a partir de los 40, es entre los 50 y 60 años cuando el deterioro dental se acelera. ¿Por qué? Porque el desgaste acumulado de toda una vida empieza a hacer efecto. Además, en esta etapa muchas personas ya han perdido piezas dentales, tienen encías más retraídas y pueden sufrir problemas como la pérdida de densidad ósea en la mandíbula.
Otro factor clave es la salud general. La diabetes, la osteoporosis y algunos medicamentos afectan la salud bucal, debilitando los dientes y las encías. Por eso, en esta etapa es más importante que nunca cuidar la boca y acudir al dentista con regularidad.
Cómo mantener la salud de los dientes el mayor tiempo posible
Para conocer las mejores formas de cuidar nuestros dientes con los años, hemos hablado con los profesionales de la Clínica Dental Ortodoncia Gran Vía 51, ubicada en pleno centro de Madrid. Ellos llevan muchos años ayudando a las personas a mantener una buena salud bucal, y nos han dado consejos muy claros sobre qué hacer (y qué no hacer) para mantener nuestros dientes en buen estado.
¿Qué debes hacer?
-Cepillado correcto: Cepillarse al menos dos veces al día con un cepillo de cerdas suaves y una pasta con flúor. No hace falta cepillarse con fuerza, sino con técnica.
-Uso del hilo dental: No es opcional. El cepillo no llega a todas partes, y el hilo dental elimina los restos que pueden causar caries y mal aliento.
-Alimentación equilibrada: Una dieta rica en calcio y fósforo ayuda a mantener los dientes fuertes. Los lácteos, las verduras de hoja verde y los frutos secos son aliados de la salud dental.
-Revisiones regulares: Ir al dentista cada seis meses permite detectar problemas antes de que sean graves.
¿Qué debes evitar?
-Fumar y beber alcohol en exceso: El tabaco mancha los dientes y aumenta el riesgo de enfermedades en las encías. El alcohol también afecta la producción de saliva.
–Morder objetos duros: Uñas, bolígrafos o incluso hielo pueden fracturar los dientes.
–Cepillado agresivo: Puede parecer que frotar fuerte los dientes los deja más limpios, pero en realidad desgasta el esmalte y daña las encías.
Tratamientos dentales para los problemas inevitables
A pesar de todos los cuidados, hay cambios que no se pueden evitar por completo. La buena noticia es que la odontología ha avanzado mucho y hoy en día hay soluciones para casi cualquier problema dental:
- Implantes dentales: Son la mejor opción para reemplazar los dientes perdidos. Son fijos y funcionan como dientes naturales.
- Carillas y coronas: Si los dientes están muy desgastados o han cambiado de color, estas opciones ayudan a mejorar su apariencia y protegerlos.
- Tratamientos para la sensibilidad dental: Existen pastas y barnices específicos que ayudan a reducir la sensibilidad causada por la retracción de encías o el desgaste del esmalte.
- Ortodoncia para adultos: No importa la edad, si los dientes se han descolocado con los años, la ortodoncia puede corregir la mordida y mejorar la estética.
Empieza a cuidarlos hoy
No hay una edad para dejar de preocuparse por la salud bucal: cuanto mejor cuides tu boca, mejor calidad de vida tendrás. Así que, si aún no prestas la atención que merece a tu sonrisa, nunca es tarde para empezar.