En ocasiones la vida nos juega malas pasadas. Todo puede cambiar en una décima de segundo. Lo que un día es blanco, al día siguiente se convierte en negro. Cuando se produce un accidente en una vida todo se trastorna. En muchos casos se intenta salir adelante, pero nunca llega a ser todo igual. Hablamos de diferentes tipos de accidentes como pueden ser de trabajo o de coche. Si afortunadamente sobrevivimos es el momento de saber afrontar la vida después de un accidente. ¿Cómo se hace?
La mayoría de las personas que sufren un accidente de tráfico o de trabajo ven cómo los sentimientos se van con el tiempo. Sin embargo, a veces, esos sentimientos no se van o se acentúan, y pueden cambiar la forma en que uno actúa y piensa. Los sentimientos permanecen durante un largo tiempo e interfieren con las actividades diarias son signos de estrés postraumático. Si tiene estrés postraumático después de un accidente de trabajo, es posible que tenga alguno de los siguientes problemas.
- Sensación de intranquilidad.
- Ansiedad al conducir o andar en vehículos.
- Negarse a realizarse pruebas o procedimientos médicos.
- Irritabilidad, o preocupación o ira excesiva.
- Pesadillas o problemas para dormir.
- Sensación de que no está conectado con otros hechos o personas.
- Recuerdos continuos del accidente que no puede detener ni controlar
- Las rutinas cambian
Después de un accidente, todas las rutinas en la vida de una persona cambian. Si se está en proceso de rehabilitación, es probable que deba pasar mucho tiempo en casa, lo que puede generar cambios en las relaciones familiares e incluso traer conflictos económicos. Después de eso, el cambio viene en el lugar de trabajo y hay que partir por asumir que las dinámicas no serán las mismas, porque las condiciones de salud de la persona también cambiaron. Pero con el tiempo, ese nuevo “ritmo” se volverá a convertir en rutina.
Reintegrarse al trabajo puede ser complejo en un comienzo, pero se debe vivir el día a día con la convicción de que esas dificultades son temporales y que con el tiempo, se irán atenuando. Después de un accidente, el trabajador pasa por un proceso de adaptación hasta que logra re habituarse por completo a su puesto, las rutinas, las obligaciones y las nuevas relaciones, lo que puede demorar varias semanas o meses. Este proceso debe tomarse con calma, valorando y celebrando los pequeños logros y sin sobreexigirse.
Un ejemplo lo tenemos en este caso. El 26 de agosto de 2004 mientras trabajaba sobre un andamio, Marco sufrió una caída desde seis metros de altura, el golpe le generó una fractura de columna y una lesión a la médula. ¿El resultado? Una paraplejia y un vuelco radical en su vida. “Algo que se hubiera evitado si la empresa hubiera contado con medidas de seguridad”, aseguran desde Workprotec, especialistas en soluciones de seguridad a medida para trabajos en altura. De ahí que también realicen cursos para mostrar al trabajador todos los detalles sobre la seguridad. En un comienzo todo es muy difícil, siempre digo que es como volver a nacer, porque hay que aprender a hacer todo de nuevo, igual que un niño pequeño. Andar en silla de ruedas es como aprender a caminar.
Volver a trabajar
Creo que volver a trabajar es la mejor terapia. El hecho de salir de la casa, tener responsabilidades nuevamente, cumplir un horario, preocuparte de tu presentación personal y volver a interactuar con distintas personas, son cosas que parecen cotidianas, pero que se convierten en la mejor terapia. Ahora bien, ocupar este nuevo puesto de trabajo requiere de un tiempo de adaptación tanto para él como para sus compañeros.
Qué cubre la ley
Accidentes de trabajo
Son aquellas lesiones que sufre una persona a causa o con ocasión del trabajo que realiza y que le producen incapacidad o muerte.
Accidentes de tráfico
Son todos los accidentes que ocurren en el recorrido directo, de ida o regreso entre el lugar de trabajo y la habitación (lugar donde pernocta) de una persona. Se incluyen además los que ocurren en el trayecto entre dos lugares de trabajo.
Enfermedades personales
Son aquellas patologías causadas de manera directa por el trabajo que realiza una persona, que le provocan algún grado de incapacidad y en casos más extremos, la muerte.
Para tener la cobertura del seguro, es muy importante determinar que el accidente o enfermedad fue realmente provocado por el trabajo; de lo contrario, hablamos de un evento de origen común, cuyo tratamiento deberá ser financiado con la previsión de otras personas.
Sea como sea, el largo camino después de un accidente hay que afrontarlo con una mentalidad positiva. Conscientes de que nada volverá a ser igual, pero también sabiendo que en nuestras manos esté el cambiar el sino de las cosas.