El consumo de alcohol en la adolescencia

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La adolescencia es una etapa sumamente importante en la evolución del ser humano, ya que en ella se producen, además de la gran transformación física corporal, un notable cambio psicológico. Está demostrado que en el cerebro adolescente se producen notables cambios en su desarrollo neuroquímico y en la composición del tejido cerebral. En este sentido, estudiando el comportamiento de los jóvenes podemos tener como ejemplo el Plan Nacional sobre Drogas, el cual realiza una Encuesta estatal sobre el uso de drogas en estudiantes de enseñanzas secundarias de toda España y que muestra unos datos muy significativos sobre el consumo de alcohol en la adolescencia.

Así, entre los datos más destacados encontramos que el inicio en el consumo de alcohol se encuentra por debajo de los 14 años. Pero este no es el único dato, ya que, entre otros nos podemos encontrar otras claves como, por ejemplo:

  • La edad de inicio en el consumo de alcohol es cada vez más temprana, situándose en torno a los 13,9 años.
  • El 83,9 % de los menores con edades entre los 14 y 18 años han probado alguna vez en la vida el alcohol.
  • El 62 % ha hecho botellón, práctica que aumenta con la edad, siendo similar el porcentaje en chicos y chicas.
  • Más de la mitad de los jóvenes de 16 años se ha emborrachado alguna vez, situando de modo preferente el consumo de alcohol de un modo rápido e intensivo, es decir durante los fines de semana y en atracones, lo que se ha dado en denominar binge drinking, un consumo alto de bebidas alcohólicas en poco tiempo.

A la hora de estudiar o valorar qué buscan o qué esperan encontrar los adolescentes tras este consumo de alcohol podemos enumerar algunos de los principales motivos que los llevan a ello como pueden ser:

  • Idea de pertenencia a un grupo. Los jóvenes sienten la necesidad y buscan pertenecer a un grupo, a una “tribu”. Compartir la bebida y el acto de beber representa un signo de unión, de cohesión social entre los miembros del grupo, a la vez que busca su aceptación y el no sentirse diferente.
  • Desinhibición. El alcohol provoca una falsa euforia, en un primer momento puede hacernos parecer más alegres, más contentos, más enrollados, incluso da alas para que el joven pueda superar esa posible timidez o carencia en habilidades sociales haciendo que la conversación con otros jóvenes se desarrolle de una forma más fluida, más espontánea, facilitando el coqueteo y el ligue al hacerlos más atrevidos e incluso ayudándoles a que pierdan el sentido del ridículo.
  • Experimentación de nuevas experiencias. La búsqueda de nuevas sensaciones, nuevas emociones, nuevas experiencias que le hagan escapar de la vida cotidiana o del aburrimiento, así como la experimentación del riesgo hace que al adolescente le pueda resultar divertido o atractivo.
  • Refugio ante problemas. Los problemas en casa, el fracaso escolar, la pérdida de un ser querido, una baja autoestima, etc. puede provocar que el adolescente no tenga recursos emocionales suficientes para gestionar estas situaciones y provoque una huida hacia adelante buscando refugio y consuelo en el alcohol con el fin de que le haga olvidar sus problemas.

Por ello, ante los primeros indicios de esta situación y una vez detectado el problema que sufre el adolescente, los padres deben afrontar la situación ayudando y proporcionando las herramientas emocionales y sociales para hacerle entender a su hijo que la diversión no tiene que ir acompañada del consumo de alcohol. Para ello se deben seguir unas pautas como:

  • Educar en la responsabilidad. Dar a cada hijo y en cada etapa de su vida un pequeño espacio de responsabilidad donde pueda ir ejercitándose según su edad y capacidad es una excelente manera de educar en responsabilidad. Buscar ayuda profesional que le proporcione una terapia individual al adolescente y marque unas pautas de apoyo e indicaciones a los padres. En este sentido,desde  Despierta BCN, recomiendan ser claros, hablar sin medias tientas, para qué comprendan realmente a qué pueden enfrentarse.
  • Establecer una comunicación. Creando un momento para mantener una conversación para explicar al adolescente los efectos y consecuencias que el consumo de alcohol provoca en su organismo.
  • Creación de fuertes lazos familiares, donde el adolescente se pueda sentir querido, seguro, apoyado y donde expresar abiertamente sus miedos, inquietudes o necesidades.
  • Conocer las actividades del adolescente. Los padres que están al tanto de las actividades, aficiones y amistades de sus hijos de alguna manera están anticipándose positivamente y previniendo un buen desarrollo emocional y social de su hijo.

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Otra de las adicciones que está experimentando en los últimos tiempos un gran auge en nuestro país es la adicción al juego o ludopatía, pues según alertan las asociaciones de ludópatas, son los jóvenes de 18 a 25 años a través de los juegos online de las casas de apuestas, quienes están cambiando el perfil del nuevo jugador.

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