La disfunción de la articulación temporomandibular (ATM).

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Dolor de mandíbula

La mandíbula está formada por dos huesos interconectados entre sí y con el cráneo. Entre medias existe un menisco, una especie de almohadilla que articula los huesos. Cuando este menisco se desplaza ejerce una presión que comprime los músculos, huesos y terminaciones nerviosas de la cabeza. Este desplazamiento origina un intenso y persistente dolor.

Sonia empezó sintiendo un dolor agudo en el oído izquierdo. Algo parecido a una otitis. Acudió a un otorrino en busca de una solución y no supieron darle una respuesta. El dolor se fue haciendo cada vez más frecuente. En especial cuando le extrajeron la muela del juicio. A partir de aquel momento, notó rigidez en el cuello y frecuentes dolores de cabeza.

Aún no sabía lo que le sucedía y llegó a pensar que tenía un dolor psicosomático. Un dolor inconsciente producido por sus pensamientos de forma involuntaria. Un dolor que le incapacitaba para llevar su vida con normalidad. Trabajar, atender a su familia, salir con las amigas.

Una visita a una clínica dental con servicio de cirugía maxilofacial dio por fin con la causa del problema. Sufría una disfunción de la articulación temporomandibular. Al fin supo lo que pasaba. Le recetaron una férula que se ponía en un principio para dormir. Luego se la puso la mayor parte del día. Con este remedio su dolor mejoró bastante.

Los problemas en la articulación de la mandíbula, en la articulación temporomandibular, tienen efectos que van más allá de la oclusión de la dentadura. Afectan a nuestra salud general. Produciendo síntomas que se pueden confundir con dolencias de otras partes del cuerpo. Abordarlo de forma correcta es fundamental para devolver al paciente una buena calidad de vida.

¿Qué es?

El Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial, de Estados Unidos, señala que este problema es bastante frecuente en la población. Un estudio reciente indica que casi 12 millones de adultos que viven en U.S.A. experimentan dolor en la zona de la articulación temporomandibular. Los casos son casi el doble en mujeres que en hombres y se concentran en la franja de edad que va de los 35 a los 45 años.

Algunos dolores son temporales y tienden a desaparecer por sí solos con el paso del tiempo. Otros, en cambio, pueden volverse crónicos. Lo cual resulta un obstáculo que dificulta la realización de una vida normal.

No existe una causa clara respecto al origen de estos trastornos. Algunas investigaciones señalan que se debe a una combinación de factores, entre los que se encuentran la predisposición genética, el estrés psicológico y la reacción física subconsciente al dolor. Por ejemplo, cuando retorcemos parte de nuestro cuerpo al sufrir un dolor agudo. Esta es una respuesta involuntaria del cuerpo que procura reducir el padecimiento. En estos movimientos bruscos, podemos llegar a estirar en exceso músculos y desencajar articulaciones como la articulación temporomandibular.

Debido a la mayor presencia de casos en mujeres que en hombres, los investigadores están estudiando las diferencias de mecanismo y composición de la articulación temporomandibular según los géneros, así como posibles influencias en estos trastornos de los cambios hormonales y  los procesos de descalcificación que puede sufrir una mujer a lo largo de su vida.

La forma más habitual en la que aparece el trastorno articular es mediante un dolor incómodo en la mandíbula a la hora de masticar alimentos. Pasado un tiempo, este dolor se extiende por la cara y el cuello. Suele generar rigidez en la mandíbula y una limitación del movimiento de abrir y cerrar la boca.

La presión que ejerce el desajuste presiona el oído, ocasionando zumbidos recurrentes e inesperados, dolor agudo, mareos y pérdida de audición. Este dolor se traspasa al cerebro, por medio de los nervios de la cara, generando frecuentes cefaleas.

Otro síntoma que nos suele indicar la presencia de esta disfunción es el cambio en la forma en la que encajan los dientes superiores con los inferiores.

Para detectar la disfunción articular temporomandibular es necesario efectuar un exhaustivo estudio del paciente. No se puede diagnosticar sin realizar antes pruebas de diagnóstico por imagen, como radiografías y tomografías, que aporten una información concluyente.

¿Cómo se trata?

Los doctores Luis Miguel Redondo y Alberto Verrier, reputados cirujanos maxilofaciales que trabajan en la Clínica Recaver, una clínica dental de Valladolid con más de 25 años de experiencia, afirman que existen diferentes métodos para tratar esta disfunción. Desde ejercicios de relajación y fortalecimiento de la mandíbula, férulas de descarga, medicación para mitigar el dolor hasta intervenciones quirúrgicas para colocar la articulación en su sitio, en los casos más graves. Se procede a un tratamiento u otro dependiendo de la gravedad del problema y de las características del paciente.

Las férulas de reposicionamiento mandibular es uno de los tratamientos más frecuentes. Se trata de una férula termoplástica, fabricada a medida del paciente, que va recolocando la mandíbula y complementando la función del menisco desplazado.

Es una férula parecida a las férulas de descarga que se emplean para corregir los casos de bruxismo, rechinar de dientes involuntario. Sin embargo, su fabricación y ajuste es más complicado.

Para empezar a confeccionar la férula es necesario determinar con exactitud la posición articular del paciente. Acción que se realiza por medio de métodos de diagnóstico por imagen computarizada y el empleo de aparatos articuladores.

Una vez colocada la férula, hay que hacer un seguimiento periódico de su comportamiento, con el fin de ir ajustándola. No es una tarea sencilla, pero una vez se ha conseguido fabricar y colocar la férula adecuada se consiguen eliminar los episodios de dolor de manera inmediata y  el paciente, por fin, puede llevar una vida normal.

Un dato que hay que señalar es que la férula se lleva permanentemente. El enfermo debe acostumbrarse a hacer su vida con el aparato colocado todo el día. No tiene un efecto estético desagradable. Ante la vista pasa desapercibida, como los correctores de ortodoncia invisible “Invisalign”; sin embargo, puede resultar algo incómodo al principio, sobre todo hasta que el paciente se acostumbre a llevarla.

La mejora de la calidad de vida es más que evidente. Ya no tiene que convivir con el dolor.

¿Qué medicación se toma?

En los problemas de disfunción de la articulación temporomandibular, el dolor es una constante, por lo que es necesario recurrir a fármacos. El enfermo tiene que lidiar con rigidez facial, dolores en el cuello, dolores agudos persistentes en los oídos y frecuentes jaquecas. Lo ha de hacer hasta que se diagnostique la enfermedad y mientras se fabrica y ajusta la férula de reposicionamiento.

La página web Western New York Urology (de EE.UU.) indica que no existen medicamentos específicos para tratar los Trastornos A.T.M. Si persisten los episodios de dolor, el médico podrá recetar una mezcla de analgésicos y micro-relajantes, y añadir algún antidepresivo.

Respecto a los analgésicos, los más efectivos son el ibuprofeno y el naproxeno, un antiinflamatorio que se emplea para regular los procesos febriles y aliviar las cefaleas y los dolores musculares. A este grupo de medicamentos se le puede añadir el paracetamol. Aunque no es tan potente como el ibuprofeno y el naproxeo, se puede consumir entre tomas. Los medicamentos como el ibuprofeno solo se pueden tomar cada 8 horas, ya que son tan potentes que pueden dañar las paredes del estómago. Si el consumo de ibuprofeno es continuado,  es recomendable tomar antes algún protector estomacal como el omeprazol. Todos estos fármacos son medicamentos libres y se pueden comprar en la farmacia sin receta médica.

En cuanto a los medicamentos dispensados con receta médica estarían el diazepam, el alprozalam y el clonazepam. El diazepam es básicamente valium. Una benzodezapina que los médicos recetan para combatir estados de ansiedad, ya que tiene efectos sedantes, relajantes y anticonvulsivos.

El alprozalam es otro ansiolítico que lo que hace es reducir la excitación anormal en el cerebro. Esto relajará al paciente y le ayudará a controlar mejor el dolor.

Muchas personas confunden el clonazepam con el diazepam. Ambos son benzodezapinas que se recetan para tratar la ansiedad. Si bien los efectos relajantes del clonazepam son más rápidos y potentes que los del diazepam.  El diazepam se presenta activo en el cuerpo durante periodos más largos de tiempo.

Para aliviar el dolor, es frecuente que el cirujano maxilofacial recomiende al paciente que realice ciertos ejercicios de apoyo en su casa.

Uno de ellos son los ejercicios de rotación mandibular. Consisten en pegar la lengua a la mitad del paladar, y abrir y cerrar la boca, con la lengua en esa posición, en repeticiones consecutivas. Este ejercicio se suele hacer unas 10 veces al día.

Otra de las recomendaciones suelen ser la de aplicar frío o calor en la cara, mientras efectuamos ejercicios para estirar y fortalecer suavemente los músculos de la mandíbula.

Mientras se trata, esta disfunción es un momento adecuado para que el paciente aprenda y practique técnicas de relajación. Ejercicios que le ayuden a controlar el dolor de forma consciente y relajar la musculatura del cuerpo.

La disfunción de la articulación temporomandibular es incómoda y dolorosa, pero. Por suerte, se puede corregir.

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