La esperanza de vida de cada ser humano que nace, en un país desarrollado es cada vez mayor gracias a que las infraestructuras y avances en la medicina permiten que las nuevas generaciones sean más longevas. De hecho, según un estudio estima que en 20130 las mujeres de Corea del Sur alcanzarán la barrera de los noventa años en lo que a esperanza de vida se refiere, mientras que los hombres alcanzarán la barrera de los ochenta y cuatro años.
Lo cierto es que vivir más va a significar también trabajar durante más tiempo, pues hay que tener en cuenta los sistemas de pensiones que tenemos. Y que por cierto en España necesita un cambio pronto, pues el dinero que se obtiene de aportaciones a la seguridad social no cubre lo que se gasta en aportaciones para las pensiones, que además tienen que permitir una vida digna a los jubilados.
Más allá del sistema de pensiones y de la esperanza de vida, poniendo el foco en el presente, nos encontramos con que la mayoría de la población perteneciente a la tercera edad está mucho más sana que hace una década, y no solo es por la mejora de la ciencia sino por los cambios a nivel de hábitos que se producen.
Personalmente recuerdo cómo mi abuela tenía miedo de ir al “brujo” (el médico para ella), porque le hacía daño. Estas supersticiones y paranoias que se crea la gente mayor en base a sus creencias se han superado, y damos gracias a ellos, ya que por suerte muchos de los problemas que se cogen a tiempo se pueden curar.
Una de las partes del cuerpo que más sufre con la edad es la dentadura, y lo normal llegados a cierta edad es tener una dentadura postiza, ya que nos ayuda en gran medida a no tener que sufrir dolores y a vivir de manera más sencilla. Pero esto se puede evitar llevando unos hábitos saludables.
No hay que olvidar la visita anual al dentista, ya que de ello depende que detectemos a tiempo problemas bucodentales de fácil solución, pero que de no tratarse pueden suponer intervenciones que pueden suponer dolor. Una clínica dental en la que confiar es el Centro Odontológico María José Manrique en Linares.
Porqué los dientes sufren más cuando nos hacemos mayores
Uno de los principales enemigos de la boca de los mayores es su propia edad. El proceso de envejecimiento condiciona el estado de las encías y de las piezas dentales que, si además no se han cuidado debidamente durante los años previos, ya presentarán algún problema como la caries. También suele ser común que haya una retracción de las encías, lo que origina que la raíz de la pieza dental esté más expuesta, con menos tejido de soporte y, por tanto, con menos sujeción y más probabilidades de pérdida.
A estas situaciones se le suman otros factores que afectan a la salud bucodental de los adultos mayores como lo es la falta de higiene, que se deriva de problemas de movilidad o destreza, olvidos, o simple pereza, dan lugar a que no se sigan las recomendaciones higiénicas adecuadas, lo que origina diversos trastornos e infecciones.
La toma de medicamentos también es un problema, ya que algunos fármacos, como los diuréticos, los ansiolíticos, o los antiinflamatorios, entre otros, provocan una reducción de la producción de saliva, la cual se encarga de proteger los dientes y las encías. También algunos tratamientos médicos, como la quimioterapia, provocan efectos secundarios en la cavidad bucodental.
Y no podemos olvidarnos de los agentes tóxicos, como puede ser fumar o tomar bebidas alcohólicas afecta a la salud bucodental, más aún entre las personas mayores, que ya la pueden tener debilitada. Aunque aquí lo más recomendable es la eliminación de estos hábitos por la salud en general, y no únicamente por la salud bucodental
Padecer ciertas enfermedades: la artritis reumatoide, la diabetes, o la esclerosis múltiple, entre otras, presentan entre sus síntomas afecciones en la cavidad bucal. Además, padecer demencia, párkinson o alzhéimer, dificulta o impide al paciente seguir una adecuada higiene dental. Por otro lado, quienes tienen hernia de hiato con reflujo gástrico pueden presentar un deterioro del esmalte del diente debido a la acidez de los jugos gástricos.