El miedo al dentista es bastante común. Puede tenerse miedo a la consulta en sí, a lo que vaya a pasar dentro de la misma o a la factura que vendrá después. Esto último es un miedo asociado y muy generalizado. Bromas aparte, lo cierto es que existen muchas personas que no son capaces de acudir al dentista con tranquilidad. El miedo los acompaña y, en algunos casos, el mismo, supera los límites y se convierte, en una fobia con todas las de la ley.
Son muchas las clínicas dentales que conocen estos temores por parte de sus pacientes y ponen todos los medios a su disposición, para paliar la situación. Ayudan a sus pacientes a sentirse más cómodos y relajados, para que, poco a poco, vayan perdiendo ese miedo involuntario. Sin embargo, existen otros pacientes que presentan un mayor grado de ansiedad ante esta situación. Sufren odontofobia. Este miedo extremo a acudir al dentista, es una condición real que afecta a un número de personas significativo en todo el mundo y, además de ser un problema psicológico, puede ocasionas problemas bucales.
Para diferenciar el miedo al dentista de la odontofobia, debemos prestar atención a los síntomas, así como tener claro lo que es en realidad, la odontofobia. La definición más precisa es un miedo intenso y persistente a los procedimientos dentales. No se trata de mera incomodidad o una ansiedad leve, para nada. En este caso, se trata de un temor extremo que puede llevar a evitar bajo cualquier pretexto, las visitas al dentista, incluso cuando se trata de algo urgente y necesario.
La odontofobia se conoce a su vez como fobia al dentista o dentofobia y, se clasifica como un trastorno de la ansiedad que puede desencadenarse por diversos factores, como puede ser una experiencia negativa previa, miedo al dolor o incluso, a perder el control durante el tratamiento. Se trata de un problema extendido y que afecta a una parte relevante de la población. En nuestro país, un quince por cien de los españoles, padecen miedo irracional al dentista, siendo un veinticinco los que padecen algún grado de ansiedad.
Odontofobia o miedo al dentista
En ambos casos, la negatividad ante el dentista está presente. La sensación negativa ante la visita y los tratamientos dentales, une a los temerosos con los fóbicos. Pero poco más. Las diferencias entre unos y otros, son bastante significativas, sobre todo en lo relativo a la intensidad del miedo, la respuesta emocional o el impacto en la vida diaria del paciente. Los profesionales de la Clínica Cooldent, con su dilatada experiencia en el sector, señalan la importancia de identificar estas diferencias, para poder enfocar la situación de la forma más adecuada. En cada caso, el paciente, requiere un tipo de intervención.
Mientras que el miedo al dentista presenta un nivel de ansiedad moderado y controlable, la odontofobia va más allá, como veremos a continuación. El miedo al dentista, es una reacción emocional bastante común y que puede ser experimentada por cualquier persona, ante la mera idea de tener que pasar por un tratamiento dental. Se caracteriza por la sensación de inquietud, el nerviosismo o la incomodidad leve, antes o durante la consulta. Este tipo de miedo, puede ser gestionado con facilidad, recurriendo a técnicas de relajación o con un enfoque comunicativo adecuado, por parte del profesional. Los pacientes que presentan miedo al dentista, suelen mostrar los comportamientos siguientes:
- Preocupación antes de la cita, pueden estar nerviosos los días previos pero no cancelan la consulta.
- Ansiedad moderada durante la espera, pero son capaces de sobrellevar la situación y pasar por el procedimiento.
- Deseo de evitar el dolor, algo que suele ser la principal causa de miedo y que se pasa con la idea de la anestesia.
- Reacciones controlables como una ligera sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca o respiración acelerada que, disminuyen con el inicio del tratamiento.
El miedo al dentista es manejable si existe buena comunicación, se proporciona la información necesaria y se recurre, si es necesario, a la sedación consciente.
Por el contrario, la odontofobia, puede constituir un trastorno de la ansiedad de gran intensidad y paralizante. En este caso, se trata de un miedo extremo, irracional y persistente que lleva al paciente a evitar totalmente, cualquier tipo de tratamiento dental, incluso ante la presencia de dolor o la necesidad de asistencia.
Es importante señalar que este tipo de fobia se encuentra clasificada como un trastorno de la ansiedad por lo que su tratamiento, conlleva un enfoque multidisciplinar, en el que el apoyo psicológico resulta esencial. Las técnicas de relajación profunda y, en caso de necesidad, la sedación consciente, son otros de los aspectos a los que se puede y debe, recurrir en caso de necesidad.
El comportamiento de los pacientes que presentan odontofobia, muestran comportamientos como los que vamos a citar a continuación:
- Evitación extrema, posponiendo las visitas incluso ante infecciones dentales o dolor severo.
- Reacciones emocionales desproporcionadas, como ataques de pánico, sensación de desmayo, llanto incontrolable, miedo abrumador…
- Síntomas físicos intensos, como palpitaciones rápidas, sudoración excesiva, temblores, dificultad para respirar, náuseas o vómitos…
- Pensamientos catastróficos, imaginando situaciones extremas o pensando que algo horrible va a pasar durante la consulta, como no poder despertar de la anestesia o asfixia con el instrumental.
- Impacto en la vida diaria, no solo en términos de salud bucodental, también a nivel psicológico y social, ya que estos pacientes, pueden sufrir vergüenza por su estado dental, baja autoestima, aislamiento social, etc.
Como se puede observar, la diferencia en lo que a comportamiento respecta, es bastante significativa. Por lo que resulta indispensable, diferenciar entre un “simple” miedo al dentista y odontofobia.
Tratar con el miedo y la fobia
Identificar adecuadamente entre miedo al dentista y la odontofobia, permite que los profesionales de la salud dental pueden ofrecer el tratamiento adecuado a cada paciente. Los que padecen miedo al dentista, puede ser tratados en la misma clínica, atendidos con paciencia y tranquilizándolos con las explicaciones necesarias, en un entorno de apoyo. En tanto que los pacientes que sufren de odontofobia, requieren otro tipo de enfoque, más estructurado y completo que incluya:
- Terapia psicológica, como la cognitivo conductual, que trabaje en los pensamientos irracionales.
- Sedación consciente, para ayudar a que el paciente se relaje y pueda recibir el tratamiento sin pasar angustia.
- Técnicas de exposición gradual para reducir el miedo con el tiempo.
En los pacientes que presentan odontofobia, la psicoterapia puede resultar muy beneficiosa. El enfoque psicológico, permite trabajar con diferentes técnicas que ayudan a controlar el miedo irracional que supone. Algunas de las técnicas más utilizadas son la relajación, exposición gradual y manejo de la ansiedad. Tratar este tipo de fobias resulta esencial en la mayoría de las ocasiones, puesto que resulta inevitable, tener que acudir al dentista varias veces a lo largo de nuestra vida.
Algunos consejos que la psicología propone para las personas que sufren de odontofobia, son:
- Evitar pensar en la situación y anticiparse, es decir, distraer la mente desde que se entra en la sala de espera, escuchando música, viendo una seria, hablando…
- Mantener el cuerpo en buen estado de salud, incorporando ejercicio físico, técnicas de relajación y meditación, en el día a día.
- Comunica la fobia al dentista o algún profesional de la salud.
- Antes de entrar en consulta practicar ejercicios de respiración.
- Cambiar la manera en que se percibe la visita: se va para solucionar un problema.
- Acudir a un psicólogo especializado para aprender a enfrentar estas situaciones.
La odontofobia es tratable, no se trata de un imposible que requiera de años y años de terapia. Basta con detectar el problema y ponerse a trabajar para solucionarlo. Dado que las causas de la odontofobia pueden ser diversas, conviene saber la que originó el problema para poner la solución más acertada.
No obstante, aunque son muchas las causas y cada paciente es un mundo, las más habituales son:
- Experiencias traumáticas previas. Una mala experiencia pasada, como un procedimiento doloroso o una mala atención por parte de los profesionales, puede dejar huella psicológica.
- Miedo al dolor, ya que la percepción de que se trata de procedimientos dolorosos es un factor importante.
- Sensación de pérdida de control, por no poder ver lo que ocurre.
- Historias negativas como relatos de amigos, familiares o medios de comunicación que destacan lo “malo” que resulta ir al dentista.
- Miedo a la anestesia o sedación, por no despertar.
- Hipervigilancia, en pacientes que tienen un nivel de vigilancia elevado y son más sensibles a los estímulos de la consulta dental como el ruido, las luces o los olores, desencadenando una reacción de miedo.
En consecuencia de todo lo expuesto en este artículo, podemos sacar en conclusión que, la odontofobia es una condición seria. Este problema puede tener un impacto significativo, tanto en la salud bucal como en la calidad de vida del paciente que la padece. No obstante, con el enfoque adecuado y las herramientas disponibles, es posible superar el miedo y poder recibir el tratamiento necesario. La mayoría de los profesionales conocen este tipo de fobia y están comprometidos a la hora de ayudar a los que la padecen.










