España es el quinto país de Europa con más divorcios, solo por detrás de República Checa, Luxemburgo, Dinamarca y Portugal. Y según el Consejo General del Poder Judicial, hasta 31.694 matrimonios han roto su vinculo matrimonial. Esta es una cifra considerable, y da mucho que pensar.
¿Podríamos decir que estamos ante una quiebra de la institución del matrimonio? La respuesta es no, pues las parejas siguen casándose debido a que la situación jurídica de pareja de hecho no tiene todas las garantías que tiene el matrimonio civil tradicional. Pero entonces, ¿qué está pasando?
Pues bien, hay ciertos motivos que hacen que el divorcio sea algo más común de lo que pensamos. En primer lugar está el hecho de que es bastante fácil acceder al mismo, sobre todo desde el 2015 cuando se permitió a los notarios realizar divorcios. Pero más allá del procedimiento, está el hecho de que los derechos entre mujeres y hombres son cada vez más similares, a pesar de que siguen habiendo diferencias. Y esto hace que las mujeres no aguanten situaciones que antes eran comunes.
Pero muchas veces el divorcio parte de malentendidos que pueden ser solventados hablando, pero las diferencias no permiten siempre entenderse. Es por ese motivo que existe la terapia de pareja, que es una manera en la que a través de la ayuda de un psicólogo se consigue llegar a un entendimiento.
Si estás buscando un psicólogo especializado en terapia de pareja, tenemos lo que buscas. Este psicólogo en Valladolid que es especialista ratamientos y terapias de pareja, de familia y para la depresión. Pero en cualquier caso, es importante saber cuáles son los principios de la terapia de pareja para estar preparado a la misma.
El respeto es la clave del entendimiento
La terapia de pareja es cosa de dos. Cuando se demanda terapia de pareja suele ser uno de los miembros de la misma quien inicia el asesoramiento, no necesariamente acuden los 2 a la primera consulta. Aunque hay excepciones, como en casi todo, una parte siempre es más reacia a una posible orientación y la otra, es más activa a la hora de plantearse un cambio.
El objetivo no es salvar la relación. Una idea de partida con la que acuden las parejas es que realizar una terapia va a permitir salvar la relación o hacer que las cosas sean como antes, y esto es un error. El objetivo de las terapias de pareja es que ambos miembros se encuentren satisfechos dentro de la relación, analizando las áreas problemas y lo que están dispuesto a hacer cada uno para subsanarlas. Algunas de las áreas problemas que se dan en la pareja parten de la comunicación, educación de los hijos, problemas sexuales, excesiva responsabilidad laboral…
La terapia no persigue el cambio de uno de los miembros sino el de ambos. A veces, creemos que las terapias nos van a ayudar a que el otro vea que es él o ella quien está equivocado, que él o ella es el que tiene el problema y que por tanto es quien tiene que hacer el cambio. Pero si un problema te afecta ya es tu problema, no solo el de tu pareja.
Se basa en un trabajo colaborativo entre ambas partes. La terapia de pareja aunque persigue también un bienestar individual dentro de la relación se sustenta en la colaboración entre ambas partes, ya que han de ayudarse mutuamente para poder avanzar. Si uno de los miembros asume que el problema lo tiene el otro no va a ser posible ese trabajo colaborativo, más bien seguirá habiendo reproches, comunicación agresiva, aislamiento físico, falta de afectos y escasa intimidad que solo os reubican donde os encontrabais.
Una relación no es solo cuestión de amor. A veces, los compromisos, las motivaciones, las necesidades dentro de la relación y los proyectos de vida dejan de coincidir en ambas partes. Pero una relación no es solo cuestión de amor, es necesario un proyecto de vida en común. Las relaciones de pareja, por regla general, están formadas por dos personas individuales que han decidido emprender un proyecto de vida en común. Las relaciones pasan por fases o etapas, a través de las cuales la relación madura y sus miembros asumen compromisos dentro de la misma.